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País en remodelación

Noviembre de 2008. Sobre un millón de puertorriqueños, más de la mitad de los votantes, decidieron que el Partido Nuevo Progresista dirigido por Luis Fortuño habría de gobernar esta Isla nuestra hasta el 2012. Al hacer el ejercicio de la democracia, le otorgaron casi la mayoría máxima permitida por la Ley (en la Asamblea Legislativa al menos), y aprobaron a su vez de manera tácita e implícita, todos los planes, proyectos y propuestas que realizó ese partido durante la campaña electoral.

Entonces. Hoy, a dos años de aquel mandato, Luis Fortuño y su gobierno han decidido ejercerlo en su nivel mayor, y con la menor consideración hacia la minoría derrotada. Han decidido traspasar el porcentaje de votos a su favor, a mayoría similar, en todos los aspectos de la sociedad puertorriqueña, incluyendo los que históricamente han sido dominados por seguidores de otras ideologías. Lo hacen porque pueden claro, y también porque quieren. Pero, ¿qué quieren?

Pues quieren hacer, lo que durante casi 30 años (unos más exagerados dirán que 60) hizo el Partido Popular Democrático mientras mantenía un dominio quizá aun mayor al que hoy ejerce el PNP. ¿Qué hicieron? Administrar el Estado Libre Asociado como ellos entendían era la mejor forma, que era delegando la responsabilidad en quienes ellos confiaban. Esto, como es natural, provocó un desbalance bastante marcado en la representatividad ideológica dentro de las ramas de gobierno.

Jueces, fiscales, maestros, directores regionales de escuelas, comandantes, productores, suplidores, secretarias, abogados, empresarios. Todas las áreas del gobierno local estaban pobladas, mayormente y con excepciones, de personas al menos simpatizantes del Partido Popular Democrático. Eso no parecía ser un problema cuando ese partido lograba sobre el 65% de los votos, y era el indudable partido mayoritario en Puerto Rico. Quejas habían, como siempre, pero no parecía ser un problema. Porque quizás, no lo era. De todos modos casi todo el mundo era, de hecho, popular, así que era normal, que en un lugar de trabajo, la mayoría fuera popular. ¿Por qué no?

Entonces, volviendo al 2010. Aquel mandato democrático dado en el 2008 y del que hablamos antes, además de servir como la oportunidad del PNP de adelantar tanto su agenda política, como ideológica y de estatus, les sirvió de excusa,razón o pretexto para nivelar el desbalance ideológico histórico dentro de la estructura gubernamental puertorriqueña. Si el 52% de los puertorriqueños votaron por el PNP, sus líderes y sus ideas, cómo es que hay más personas del Partido Popular trabajando en el gobierno. Hay que balancear (o desbalancear más bien) el partidismo en el gobierno.

Así tenemos hoy un Tribunal Supremo que tras obtener una mayoría de la manera tradicional, aprovechando 4 vacantes y nombrando jueces estadistas en ellas, decide aumentar esa mayoría a una proporción de 6 a 3. Para que no quepa duda quién está en la mayoría. Este hecho probablemente no tenga ningún efecto directo o palpable en nuestras vidas, pero lo que provoca ese patrón, sí que impacta directamente a todos los puertorriqueños.

Qué importa si las que atienden en Obras Públicas sean PNP, Populares o Etarras. Cuál es la diferencia de aprender matemáticas de un estadolibrista, que aprenderlas de un estadista. Ninguna.

La diferencia radica en que mientras se haga tangible el hecho de que los trabajos en el gobierno, los mejores servicios y las mayores ventajas serán para aquellos con ideología estadista, más fácil será convencer, pues, a alguien, de que lo sea. Así se crean personas altamente manipulables. Así se controla al pueblo. Solo que no lo inventó el PNP.

Lo que queda preguntarse es, ¿acaso no nos estaremos molestando, precisamente porque ya estamos predispuestos a pensar que los PNP son minoría? ¿Seremos víctimas de esta misma manipulación pero por parte del PPD?, ¿Serán las palabras del Juez Presidente de que tomará una generación entera para cambiar esto, reflejar lo mismo que está pasando ahora con esta generación?

Estos problemas, divisiones y fisuras, ocurren en todo el mundo, solo que con una pluralidad mayor. Distintas maneras de pensar que en ciertos momentos se alían por un objetivo. Pero aquí solo hay dos, dos ideas vestidas de colores. Escoge con cuál estás y reza porque estén de suerte, porque sino, a esperar 20 años, por ahora, estamos en remodelación.

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