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Mademoiselle Chambon: Cuando las palabras sobran

Cuando en Hollywood se habla de la infidelidad mayormente se concentran en lo fugaz y carnal de la relación. Una de las partes usualmente está insatisfecha con su vida o se ha dado tragos de más y termina en la cama con otra persona. Unfaithful y Fatal Attraction pueden servir como ejemplo de lo que les digo. Aunque muchos hablan de la diferencia entre infidelidad física y la infidelidad emocional. Dicen que mientras una es sexo y nada más, en la emocional una parte de nosotros se queda con otra persona, así que ya no estamos con alguien por completo, una parte de nosotros divaga por el mundo con alguien más. Si una es peor que la otra o si esta diferencia existe eso queda a discreción de ustedes, Madmoiselle Chambon es sólo otra confirmación de que las emociones son siempre difíciles de controlar.

Mademoiselle Véronique Chambon es maestra suplente del hijo de Jean, un albañil casado con una vida tranquila. Él le arregla una ventana, ella le presta unos CD’s y así, con un paso calmado de eventos, se va formando entre ellos un lazo afectivo que a través de actuaciones muy sólidas por parte del elenco enamoran al público también.

Cuando vi el trailer de esta película comenté con Xaviier lo extraño que me estuvo, pero cuando ves la película entiendes a perfección por qué es así. Stéphane Brizé dirigió y escribió una pieza que posiblemente tenga 20 páginas de libreto, pero tan cargada de emoción en cada gesto y mirada que las palabras están de más. A algunos la falta de diálogo les puede parecer aburrido, pero créanme, es todo parte de la magia. Mademoiselle Chambon no es fantasiosa ni estereotipa la relación entre sus protagonistas. Es más como un gran c’est la vie.

Vincent London [Jean] y Sandrine Kiberlain [Véronique] tienen una excelente química emocional. Aquí lo físico queda muy secundario, lo principal y más importante es la interacción entre los actores y definitivamente London y Kiberlain lo entienden a perfección. Me gusta que a diferencia de estas otras películas, ninguno de los dos es terriblemente atractivo por lo que el físico no presenta una distracción de la trama. Por ejemplo, en “Unfaithful” una parte de ti puede justificar las acciones de Diane Lane porque Oliver Martínez es guapo. Aunque Richard Gere no se queda atrás tampoco… Diane eres una tramposa suertuda.

El cine francés siempre nos trae unas historias románticas con unos puntos de vista interesantes. Deben ver “Amelie” y “A Very Long Engagement” [ambas de Jean Pierre Jeunet] para que sepan de lo que les hablo. Historias que podrían ser trilladas se convierten en pequeñas obras de arte concentradas en los detalles. Hasta “The Science of Sleep” [Michel Gondry] -que no es necesariamente ultra romántica- presenta de una manera fresca el asunto de la imaginación. Los franceses tienen una manera rara de presentarnos cualquier tema hasta el punto que parecen hacerle honor a la percepción de que son unos pretenciosos. Eso en otro post.

Mademoiselle Chambon llegará pronto a los cines de Puerto Rico, pendientes.

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