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Cascabel al gato

En un mensaje con poca coherencia narrativa y haciendo un gran esfuerzo por dominar la escena le habló al país el gobernador Alejandro Javier García Padilla. Estos mensajes de “Estado” que han tomado de costumbre usarlos más que comunicar un panorama de la realidad y plantear un plan desde una visión de país, como barómetro político. Las trincheras se activan. Están los que aplauden, los que abuchean, y ademas, están los patéticos, los de gabán con corbata color “mi partido” uniformados como en la primaria. Ante este escenario que poco tiene que ver con el estado de situación se dio el mensaje.

Luego de que las casas acreditadoras degradaran el crédito del país era insostenible producir un mensaje de solo de vítores, enajenación y fanfarria. No pudo escapar de esto. [Político al fin]. No obstante, tuvo que admitir que se trabaja para la deuda: “ha sido un proceso duro”, “hemos asumido plenamente nuestra responsabilidad con la deuda”; cosa que se viene denunciando, a pesar de que en un arrebato de macharranería le diría a las casas acreditadoras “me vale”. Las decisiones económicas hasn sido basadas en esa realidad de la degradación y nada de lo que han hecho las han complacido. Pero luego, sin más, sacó los estribillos con dosis de optimismo a pasear: “sin despidos”, “ni impuestos nuevos’, “empleos, empleos, empleos. ¡Buenos empleos! ” [Te rogamos óyenos]. “Nuestra agenda, como ven, es la de los empleos para la gente.”Al punto de asegurar que “ese cambio de paradigma de promoción de despidos a promoción de empleos explica que la tasa de desempleo bajará de 16.4 en 2010, a una tasa promedio de 14.6 para los últimos 15 meses.” Oh well, y uno se pregunta ¿cuál cambio de paradigma? ¿Cuándo llegará el día de nuestra suerte? [Mientras se cruzan los dedos.] Y de repente uno escucha: “nos comprometimos a “yompear” [sí, yompear] la economía con la creación de 50 mil empleos en 18 meses. Hemos podido presentar evidencia a la prensa para certificar la creación de 41,000. Y ya estamos cerca de alcanzar saldos positivos.” En este punto, ya uno sabe que esto no va por buen camino y que la lucha de percepción vs realidad vs discurso político no convergen por ninguna de las rutas transitadas. ¿Quién le pone el cascabel al gato?

Triste como una balada de José José fue tener que escuchar al gobernador pedir dejar a un lado el tribalismo partidista [del cual él forma parte] y el cual, si muy bien él tiene razón [y quien/quienes le haya/n escrito el mensaje], es que no nos deja avanzar. ¿Cómo ponerle el cascabel al gato, señor gobernador? ¿Qué vino primero el huevo o la gallina? Un país que quiere ser no necesita tal recordatorio. Esto es parte de lo triste de todo.

Sabemos que el país está endeudado tanto individual como colectivamente. Se sobrevive, se hace lo que se puede. Es el momento de pensar primero en el país, pero resulta que en esta isla del Caribe hay unos más iguales que otros, y entonces, señor gobernador, ¿quién le pone el cascabel al gato? La realidad es que un país en que en medio de una mentada crisis todavía hay muchos que andan de jarana y con resaca, es difícil, ante el panorama, poder entender que hay cosas que se supone que nos toca a todos. Vuelvo y pregunto, ¿este presupuesto “balanceado” le pone el cascabel al gato? ¿Este presupuesto “balanceado” aporta a las prioridades del país? Es que con este panorama es difícil dar por cierto que “[a]l asumir el gobierno, actuamos de inmediato para atender la situación fiscal a la vez que reactivamos la economía.” Really? ¿La reactivaron? [¿Escuché bien? ¿Dijo que reactivamos la economía en plural inclusivo?]

(Pausa… Está humilde servidora se va en estado catatónico.)

Y en un país altamente politizado se alzan las fieras cuando se dice que basta de que las horas laborables se utilicen para la rifa, los recaudos, el cepillo para asegurarte en el puesto, o quizás uno mejor en los próximos 4 años. ¿Qué país vive así? ¿Qué país puede reinventarse? ¿Qué país puede darle opción a sus ciudadanos? Mientras sigan los círculos rojos y los círculos azules campeando por su respeto, en una agencia cerca de usted. Agencias que se supone existan para dar servicios de calidad. Batatas políticas por doquier. A estas batatas políticas [perdón batatas por la comparación] se les olvida que no es el partido X o Y los que les pagan sus salarios; sino que somos nosotros, los contribuyentes [rojos, verde, azul, acqua, anaranjado y no afiliados, etc.] Pero, ¿quien le pone freno a esa maquinaria recolectora de dinero para las arcas de cada partido? ¿Quién le pone el cascabel al gato? … Exacto, eso mismo pensé.

| Foto: Agustín Santiago (El Vocero)

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