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Crítica: 45 Years

Dicen que el amor es la fuerza que mueve al mundo y nunca lo he dudado. No importa en qué dirección lo esté moviendo, buena o mala, definitivamente lo mueve. Siempre he pensando que todo lo que hacemos nace del amor: Cocinarle a tu familia. Hacerle un regalo porque sí a tu pareja. Arrullar a tu niño. Chequearle el teléfono a tu pareja. ¡¿Cómo?! Ese último ejemplo es uno diminuto para trazarles esa línea por la que los quiero llevar y lo que algunas personas son capaces de hacer en nombre del amor. El amor nos hace ser la mejor y a veces la peor versión de nosotros mismos.

El filme ’45 Years’ nos presenta el muy utilizado pero jamás trillado tema del amor. Esta vez enfocado en un matrimonio que se prepara para celebrar su fiesta de aniversario #45. Charlotte Rampling, quien está nominada al Oscar en la categoría de ‘Mejor Actriz’ por esta interpretación, y Tom Courtenay, dan vida a “Kate” y “Geoff Mercer”. Andrew Haigh fue el encargado de dirigir y adaptar la historia que es basada en el cuento ‘In Another Country’.

Crítica de 45 Years

De primera ’45 Years’ nos presenta cómo son los días de estos dos, ambos están retirados y sus días fluyen con cierta monotonía. “Kate” camina con su perro, se encarga de las compras y resolver detalles mínimos que surgen en sus días y está al pendiente de que “Geoff” quien había estado delicado de salud. Un día “Geoff” le comenta a “Kate” que encontraron a una mujer con la que él había mantenido una cercana amistad hace muchos años. Ambos se encontraban cruzando una montaña cuando eran jóvenes y la joven desapareció y no es hasta casi 50 años después que encontraron su cuerpo.

Este evento que “Geoff” intenta comentar de manera casual y sin darle mucha importancia, realmente es un evento muy importante en la vida de “Geoff” que destapa sentimientos que este ha callado durante todos estos años y “Kate” comienza a intentar descubrir qué sucede con su esposo y qué ha estado pasando a lo largo de su matrimonio.

Crítica de 45 Years

’45 Years’ cuenta con actuaciones soberbias y está muy bien dirigida. Es intrigante y a pesar de hacernos sentir que estamos viendo un filme bastante sencillo y ligero, la verdad es, que no es hasta su escena final que sentimos el verdadero peso de esta cinta. Todos los que hemos amado y hemos tenido una relación seria de pareja, hemos pasado por momentos muy parecidos a los que viven “Kate” y “Geoff”. Es difícil no relacionarse e identificarse con ellos. Cuando se está en una relación como esta, en la que se comparte tanto y todo por tanto tiempo, a veces vienen interrogantes, ¿conocemos realmente todo de la persona con la que compartimos nuestro diaro vivir?

La manera en la que Haigh nos adentra en esta relación nos hace preocuparnos y cuestionar lo que vemos. Haigh nos presenta el lado oscuro del amor: el miedo, los celos, las inseguridades que a veces surgen de la desinformación y el silencio. De igual manera, nos hace sentirnos testigos de una pareja que a pesar de los años, de llevar el amor escondido tras la sombra de la costumbre, lo sienten presente y nos hace soñar con un amor que perdure los años que ha durado el suyo.

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