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Crítica: A llorar con The Art of Racing in the Rain

Aunque los Superhéroes dominan la actual era cinemática, hay otro género teniendo su día en la taquilla: la vida desde el punto de vida de nuestras mascotas. Este año ya hemos tenido tres, y esta semana llega The Art of Racing in the Rain, nueva producción de 20th Century Fox, basada en el libro de Garth Stein, y lista para poner salas enteras a “moquear”.

No me gusta ver películas que me quieran hacer llorar. No solamente porque no me gusta lagrimear en público, sino porque ese tipo de filme tiende a ser demasiado azucarado y, cuando veo la manipulación, rápido cruzo los brazos y viro los ojos hasta que casi me salen por la nuca.

Con eso en mente; me senté a ver The Art of Racing in the Rain, cínico, con los labios apretados, seguro que esto sería una tortura y listo para burlarme del dramón que vería. Una hora y 45 minutos después, no estaba llorando…estaba SOLLOZANDO en mi carro.

Enzo es un perro raza Golden retriever con la rasposa voz interna de Kevin Costner, adoptado por Denny Swift (Milo Ventimiglia) desde cachorro, que comparte la pasión por las carreras de auto de su dueño. Enzo una vez bien un documental, sobre como en Mongolia creen que los perros fallecidos reencarnan en humanos, por lo cual se dispone a aprender todo lo que pueda para recordarlo cuando le toque su transición.

Para la buena suerte de Enzo, Denny usa su carrera como piloto de automóviles de carrera como filosofía para vivir la vida (como, por ejemplo, “El Arte de Correr en la Lluvia *Emoji pestañeando), lo cual Enzo aprovecha para determinar su destino. Excepto que la vida tiene sorpresas para todos, y Denny se enamora de Eve (Amanda Seyfried), con quien se casa y tiene una pequeña hija, Zoe (Ryan Kiera Armstrong).

La carrera profesional de Denny y los eventos ocurriendo en la familia, los vemos a través de la perspectiva –tanto emocional como a veces literal- de Enzo, quien lamenta sus limitaciones físicas de perro, que le impiden dar su opinión o ayudar durante dificultades.

The Art of Racing in the Rain es un novelón. Cuando una tragedia familiar amenaza con destruir la familia, Enzo no puede más que hacer comentarios internos y usar todos sus recursos perrunos pero, en general compartimos sus frustración de solo poder ver lo que sucede aunque sabemos más de lo que ocurre.

La principal virtud del filme es su elenco. Para los que lo vemos en la serie This is Us, Ventimiglia entra inmediatamente en alto, aprovechando su imagen de “querido y sensible patriarca”, la cual mantiene durante la historia. Amanda Seyfried es una de las actrices más agradables en pantalla que existe, y los perros que usaron para interpretar a Enzo son… pues, adorables perros, ¿quién pierde con eso?

El director Simon Curtis (The Woman in Gold, un drama que debió recibir más cariño del que tuvo cuando estrenó) sabe aprovechar la fortaleza de los actores y, a pesar de ser un mega drama, nunca los intenta forzar más de lo que pudieran, lo cual ayuda a que tampoco se sienta demasiado “novelera”.

Esto no ganará ningún premio por mejor película pero, todos los manufactureros de servilletas para la nariz agradecerán el aumento en sus ventas. Vayan listos para llorar y moquear en público y ojala los cines tarden más en prender las luces para que te dé tiempo de limpiarte las lágrimas. O a lo mejor eres todavía más cínico que yo. Felicidades, supongo.

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