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Crítica de Detective Pikachu

Siempre que una película falla en la crítica, la excusa preferida de sus creativos es que “la hicieron para los fans”. Detective Pikachu debería tener esa frase como lema puesto en el poster o subtitulo.

No es una mala película, de hecho es una entretenida aventura para toda la familia pero, quien definitivamente la disfrutará más que nadie son aquellos que llevan tiempo coleccionando los “monstruos de bolsillo”. Especialmente los más pequeños.

Tim Goodman (Justice Smith) es un joven vendedor de seguros, profesión que acogió luego de abandonar su sueño de ser un entrenador de Pokemon. Cuando llega noticia de que su padre, un detective privado,  falleció en un accidente de auto, Tim viaja a la ciudad Ryme, una utopía a lo Blade Runner donde los humanos conviven con los Pokemon sin cazarlos ni obligarlos a combatir entre ellos.

Cuando Tim llega a la oficina de su padre, descubre un Pikachu – la adorable cara de la franquicia – sin memoria pero con una aparente conexión a los Goodman. La segunda sorpresa es que Tim entiende lo que la criatura dice, contrario al “Pika Pika” que todos los demás escuchan. Como si no fuera suficiente, una aprendiz de periodista llamada Lucy Stevens (Kathryn Newton) insiste en que la muerte del padre de Tim está relacionada de alguna forma a los extraños comportamientos de algunos Pokemon muestran.

Como probablemente saben, Ryan Reynolds provee la voz del querido Pikachu, en una versión PG de Deadpool. Rob Letterman (Goosebumps) dirige lo mejor que puede pero el guion (compuesto por, no les miento, siete personas) apenas aprovecha el inmenso potencial.

La comparación más obvia es Who Framed Roger Rabbit?, uno de mis filmes favoritos que utiliza lo absurdo de su concepto –humanos conviviendo con caricaturas- para subvertir el género detectivesco noir de forma tan genial, que todavía se mantiene como una de las mejores producciones modernas.

Detective Pikachu deberá ser una delicia para los amantes de esta propiedad, viendo las incontables criaturas traducidas a animación por computadora de forma tan real que genuinamente parecen presentes junto con los actores.

El resto de nosotros podrá disfrutar una que otra escena de humor y alguna otra de acción, especialmente durante el primer acto. El problema es que al final la historia se vuelve innecesariamente complicada sin ser muy interesante. No entiendo porque dejaron que eso pasará; Pokemon es un concepto sencillo, con el que bien pudieron darnos 90 minutos de diversión sencilla.

Eso posiblemente no les importe a la mayoría de los fans, que saldrán contentos de ver sus Pokemon brincando y saltando en pantalla gigante.

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