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Crítica de The Kissing Booth 2

Voy a hacer todo lo posible para hablar de The Kissing Booth 2, la nueva comedia romántica exclusiva de Netflix, sin decir que “es una película para mujeres jóvenes”…rayos, ya metí las patas.

Mejor digamos que yo no soy el objetivo demográfico a quien está dirigido (a mi esposa le gustó mucho), a pesar de que tuvo par de momentos que me hicieron reír, y hasta alegrarme, no es el tipo de filme que normalmente le hubiera dado una segunda mirada buscando que ver, antes de volver a poner las mismas cuatro películas o tres series que siempre veo.

Habiendo dicho eso, ya probablemente sabes si la quieres ver o no, sin importar lo que yo diga, así que al menos te adelanto que, si te gustó la primera, probablemente te guste la secuela.

Un año después de los eventos del primer filme, Shelly (Joey King) continua su cercana amistad con Lee (Joel Courtney) y Rachel (Meganne Young), la novia de Lee, mientras intenta mantener la relación amorosa a distancia con Noah (Jacob Elordi), estudiando prácticamente al otro lado del país. Eso de por si es un inmenso reto, sin olvidar las presiones de estar en su último año de escuela superior. Shelly había decidido por una universidad en California pero, cuando Noah le propone solicitar entrada en alguna institución de Boston –incluyendo Harvard- Shelly tendrá que batallar para, no solamente romper una de las reglas más importantes de su amistad con Noah, también conseguir el dinero para pagar estudios en una universidad mucho más cara de la que anticipaba.

La mayor ventaja de esta producción es nuevamente Joey King, aprovechando cada onza de su inmenso carisma para hacer de Shelly simpática, alocada y algo imprudente, con alta habilidad para decir las cosas menos apropiadas en los peores momentos. Y que bueno porque aparentemente es la única actriz que buscaron con esa cualidad. La química con Lee es suficiente para hacer sus escenas juntos tolerables pero, tanto Noah como Marco, un nuevo chico con posible interés en ella, tienen el carisma combinado de un plato de avena sin canela.

El guion de Vince Marcello –quien también dirige- es una colección de secuencias conectadas torpemente, intentando combinar momentos graciosos con románticos, o dramáticos, o hasta dulces pero, no logra hacerlo nunca sentir genuino, a pesar de todo el esfuerzo de King y sus compañeros.

The Kissing Booth 2 tiene otros sub tramas que van desde mínimamente interesante hasta “¿Cuánto le falta a esta película?”, incluyendo el gastadísimo cliché de un concurso para ganar el dinero que Joey necesita.

Pero como dije al principio, ustedes ya saben si la quieren ver y probablemente les guste, si son el segmento para quien está dirigida. Nada malo con eso, yo también tuve malos gustos cuando joven, y de adulto tengo más que unos cuantos “guilty pleasures”. Para el resto, siempre tenemos Parks and Recreations, The Office, o That 70’s Show para volver a ver por quien sabe cuántas veces.

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