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Crítica de X-Men: Dark Phoenix

Realmente quería que X-Men: Dark Phoenix me gustara más. Le tengo un cariño especial a esa franquicia. El 14 de julio del 2000 la primera X-Men trajo los mutantes de la página al mundo, comenzando la era moderna de los superhéroes en el cine.

La buena noticia es que Dark Phoenix no es la peor película de X-Men. Lo malo es que eso no es mucho decir (te estoy hablando a ti, X-Men Origins: Wolverine).

Luego de escribir el guion de X3: Last Stand, Simon Kinberg, también productor de la franquicia desde el principio, debuta como director nuevamente tratando de adaptar “La Saga de la Fénix Oscura” a la pantalla grande, un proyecto nada fácil de lograr, pues se trata de sobre 30 ediciones de comics que fueron en crescendo hasta retumbar el mundo mutante. Kinberg demuestra buenos instintos pero, también intenta demasiado, dejando caer datos tan básicos como desarrollo de personajes o motivaciones, desperdiciando de paso el inmenso talento en sus manos.

Habiendo finalmente logrado su propósito, Charles Xavier (James McAvoy) disfruta de un mundo que no solamente acepta los mutantes, los considera necesarios. El Profesor hasta tiene línea directa con el Presidente de los Estados Unidos.

Cuando un accidente provoca que el gobierno le pida ayuda a los X-Men, el equipo liderado por Mystique (Jennifer Lawrence, obviamente sin ganas de estar ahí) viaja al espacio para salvar astronautas. La causa del evento es una fuerza cósmica que inexplicablemente ataca a Jean Grey (Sophie Turner, haciendo lo mejor que puede con lo que le dan), quien la absorbe en su cuerpo. Al regresar, Jean comienza a tener episodios de energía incontrolable con varias consecuencias.

Una de ellas es destruir “barreras psíquicas” que Xavier le había colocado desde pequeña, cuando causó el accidente que mató sus padres. Al mismo tiempo Vuk (Jessica Chastain completamente desperdiciada) llega al planeta, una presencia extraterrestre buscando la criatura que posee el poder de la energía que entró en Jean.

Hay unas cuantas buenas ideas flotando en X-Men: Dark Phoenix. Los mutantes originalmente fueron creados como metáfora de la lucha por derechos civiles en los 60’s, y han sido usados como representación de otras luchas a través de los tiempos. Dark Phoenix trata de ser comentario sobre la hipocresía social contra las minorías, y como las aceptamos cuando nos conviene, solo para rechazarlas cuando no, o cuando hacen algo fuera del nivel social aceptado. También intenta usar a Jean como referencia a los padecimientos mentales y como Xavier le hace más daño al tratar de protegerla, queriendo que “controle” sus emociones en lugar de ayudarla a lidiar con estas.

Eso último precisamente resultó lo más frustrante de Dark Phoenix. Con Deadpool y Logan, la franquicia de los X-Men demostró no tener miedo entrar en terrenos más oscuros de una historia, y durante el primer y segundo acto, parece que lo hace igual al presentar a Xavier como cuasi villano, incapaz de aceptar sus errores, más preocupado por mantener su nuevo estatus social que ayudar a Jean. Para triste sorpresa, esto se abandona durante el tercer acto, dejando solo la esperanza de lo que pudo ser.

Por su lado, Magneto (Michael Fassbender nuevamente el MVP) intenta mantenerse alejado de la situación en su propio paraíso mutante hasta que llega el momento en que debe liderar el mismo el equipo para salvar a Jean de una forma u otra. Fassbender le da al filme una gravedad envidiable que mantiene a flote el tono aun durante los momentos más débiles, al igual que la siempre genial banda sonora de Hans Zimmer.

En cuestión de acción, Dark Phoenix cumple con varias secuencias decentes, incluyendo una batalla en un tren que le da oportunidad a cada personaje de usar sus poderes.

Dentro de un mundo perfecto, La Saga de la Fénix estaría siendo desarrollada poco a poco en varios filmes, dándonos el tiempo de tomarle cariño a los personajes, especialmente Jean y Cyclops (Tye Sheridan), quienes ven su relación afectada por los conflictos. Desafortunadamente aquí hay que hacerlo todo en menos de dos horas.

Si X-Men: Dark Phoenix realmente es la última película de los mutantes en este universo (probablemente), no es el final digno que merecen. Cuanto te guste depende cuanto te importen los personajes. Yo crecí leyendas sus comics y viendo la excelente serie animada de los 90’s lo que me dio una ventaja y presumo que hará lo mismo con los fans regulares, no tanto con los casuales.

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