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Crítica de Yerba Buena

El huracán María está impregnado en nuestra psiquis. Miramos con odio la temporada de huracanes. El “PTSD” (alias trastorno por estrés postraumático) es nuestro fiel acompañante en los meses de junio a noviembre. El corazón se nos para cuando nos llega una notificación de un live por parte de Ada Monzón. A la verdad que María nos marcó de por vida.

Nos habrá marcado de por vida, pero también sacó lo mejor de nosotros como país. Porque fuimos nosotros los ciudadanos los que nos ayudamos entre sí. Habrá ocurrido miles de desgracias, pero cuando dijimos ayudar, ayudamos. La tragedia no nos detuvo y nos levantamos. Yerba Buena es una película que muestra ese lado perseverante que tenemos los boricuas. Lo demuestra a través de una comedia optimista y entretenida.

Ver la película es una experiencia de déjà vu jocoso con escenas que te transportan al 2017. Me encantó que el director (Bruno Irizarry) fue bien detallista a la hora de construir la experiencia de lo que fue vivir en los días después de María. De hecho, ayuda a que el público se enganche más rápido a la historia. Luego de María, la gente tuvo que hacer de tripas corazones. Y como dice el refrán, “la necesidad es la madre de la invención”. Nos las tuvimos que inventar, ya que el gobierno se ahogó en su propia ineptitud.

La necesidad fue lo que empujó al personaje de Sonia (interpretada por Karla Monroig) a inventárselas para poder ayudar a su amiga que estaba en remisión de su cáncer. Su amiga atravesaba por los remanentes efectos de un tratamiento de quimioterapia, para colmo, durante la época que tener luz eléctrica era un milagro y que el calor no tenía piedad. Sonia se sentía mal que su amiga estuviera atravesando por ello y busco la solución para poder comprar una placa solar, vender “happy brownies”. De ahí comenzó una cómica aventura de reinvención para ayudarse los unos a los otros. Además, muestra la unión que surgió entre vecinos durante esos días tan difíciles.

Como escribí arriba, Yerba Buena es una experiencia de déjà vu jocoso. Donde se muestra el gran espíritu de invención de los boricuas. Siempre nos las inventamos para salir hacia adelante, en especial, desde ese huracán. El elenco estuvo buenísimo interpretando a los personajes que todos vimos en nuestro diario vivir para el 2017. Tengo que mencionar que me encantó el bromance que tenían los personajes de Pedrito y Kangri (interpretados por Ian Daryk Ramos y José Luis Oyola respectivamente). Yo necesito ver a esos dos seres humanos de nuevo juntos en otra película. Así que, directores boricuas, tomen nota.

En fin, Yerba Buena es ese tipo de película que señala lo positivo de entre la desgracia. Es una buena comedia en la cual todos los boricuas se van a sentir identificados con ella.

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