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QiiBeando en Netflix: Goats, Detachment, Sleepwalk with Me

Bienvenidos a otra edición donde te hablamos que hay para ver en Netflix para que le saques el mejor provecho a tu cuenta. Al igual que las anteriores, te traemos películas que presentamos los tráileres pero no llegaron las pantallas de cine en Puerto Rico. Si no las viste, puedes leerlas aquí y aquí.

Aquí te presentamos las recomendaciones de esta semana y te invitamos a que te des la vuelta por la sección ‘QiiBeando en Netflix’ donde encontrarás las recomendaciones de pasadas semanas.

 

GOATS

Crecer no es fácil para nadie, seas rico, pobre, o de la raza que sea, las ansiedades que vienen con la adolescencia afectan a todos. De vez en cuando, aparece un filme que captura fielmente esas emociones, que utiliza métodos ingeniosos que combinan drama y comedia para decirnos que la vida es difícil pero vale la pena vivirla. GOATS no es ese filme.

Basada en la novela autobiográfica de Mark Poirier, GOATS nos presenta la historia de “Ellis” (Graham Phillips), un adolescente de clase alta que vive en una lujosa casa con su madre “Wendy” (Vera Farmiga) en las afueras de Tucson, Arizona. “Ellis” ha crecido sin la presencia de su papá “Frank” (Ty Burrell) quien vive en D.C con su joven esposa. Lo más cercano a un padre que ha tenido es “Goat Man” (David Duchovny) y sí, ese es su nombre. “Goat Man” es un cuasi-hippie que vive de gratis en la casa de la piscina a cambio de trabajo en el jardín, mantenimiento general de la casa y por supuesto, suplir marihuana a “Ellis” y “Wendy”. De vez en cuando, “Goat Man” se lleva a “Ellis” a caminar por el desierto sin rumbo ni motivo junto a sus cabras, “Frida” y “Lance” (disculpen, no sé los verdaderos nombres de las cabras). Mientras tanto, “Wendy” insiste en vivir la vida al estilo “New age”, negándose a lidiar con las obligaciones de la vida cotidiana. Por esa razón, “Ellis” ha tenido que hacerse cargo de lo mundano tal como pagar cuentas y hasta de su propia educación. Afortunadamente “Ellis” ha sido responsable con eso y fue aceptado en la Academia Gates, la misma de donde se graduó su padre. Para “Wendy” eso es una afrenta imperdonable porque aún guarda un tremendo rencor contra “Frank”.

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La mejor forma de describir GOATS es decir que es una película de Wes Anderson, sin Wes Anderson. En su lugar tenemos a Christopher Neil haciendo un pobre debut, lo que lo hace quedar aún más mal por ser miembro de la familia Coppola. Para que tengan una idea de qué esperar, les dejo saber que Neil fue asistente actoral de Star Wars Episode III – Revenge of the Sith. GOATS se mueve al ritmo de un caracol pasando por encima de marihuana añeja y tiene pocos momentos en que nos preocupamos por sus personajes.

Graham Phillips trabaja su “Ellis” con una sosera que solo es superada por su frustración para bregar con el egoísmo extremo de su madre lo cual vemos varias veces durante el filme. David Duchovny, por su parte, interpreta a “Goat Man” como si se hubiera dado cuenta muy tarde del error que cometió aceptando el papel. Durante la primera mitad tiene un pelo y barba larga como diciendo “miren, puedo hacer un papel profundo” pero entonces aparece desnudo en más de una ocasión para que no nos olvidemos que en realidad está en buena forma física y al final se recorta y se afeita para, ¡Oigan! ¡No se equivoquen! ¡En realidad es un tipo bonito! El resto del elenco hace lo que puede con lo que tiene, solo Vera Farmiga se distingue por su valor en hacer de “Wendy” una mujer realmente insoportable.

Quizás estoy siendo muy duro con GOATS, el filme tiene algunos momentos de sentimientos genuinos pero son los menos. En manos de un director más experimentado hubiera sido un ejemplo de una buena historia “coming of age” pero gracias a Neil nos encontramos con una colección de escenas aquí y allá que apenas logran seguir un hilo con sentido. Para los gustos los colores, a mi esposa le gustó, aunque tampoco le encantó lo suficiente para soltar su iPad mientras la veía así que usted véala a su riesgo. Yo le doy dos cabras y media de cinco.

 

Detachment

Este poderoso drama debería venir con una advertencia: “No tenga objetos punzantes ni sogas cerca de usted cuando lo vea”. No me malinterpreten, me gustó muchísimo, pero les advierto que es bien cargado emocionalmente.

“Henry Barthes” (Adrien Brody) es un maestro sustituto, profesión que le permite moverse de escuela en escuela, haciendo lo que le gusta pero sin nunca formar un lazo permanente con sus estudiantes ni sus compañeros. “Henry” lo hace a propósito, no solo por estar profundamente decepcionado con un sistema que sencillamente está a punto de colapsar sino porque su pasado esconde más de un trauma que lo mantiene desconectado dentro de una burbuja emocional de la cual no le interesa salir. Cuando comienza su nueva asignación, el destino lo envuelve con tres mujeres que lo harán reconsiderar la forma en que vive, no solo profesional pero emocionalmente: una colega que aún mantiene fe en su trabajo (Christina Hendricks), una estudiante que busca motivación (Betty Kaye) y una joven prostituta que necesita más ayuda de la que él puede ofrecer (Sami Gayle). Todas comparten la misma falta de propósito de Henry, quien se ve obligado a afrontar la realidad del mundo que se ha negado a participar.

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Si estás pensando que esto es otro Stand and Deliver o Dangerous Minds, digamos que lo es pero solo si hubieras necesitado comerte un helado para bregar con la depresión al final. No me extraña en lo más mínimo el tono pesimista que Detachment presenta, su director Tony Kaye lo había hecho anteriormente con la excelente, aunque difícil de tragar, American History X. No esperen un final feliz o algún momento emocionante de descubrimiento personal, Kaye no titubea en expresar lo terrible que se encuentra el sistema de educación de Estados Unidos ni mucho menos apuntar con un dedo figurativo a los que considera culpables. El único personaje que recibe un poco, poquito, de cariño es “Erica”, la prostituta sacada de las calles.

Lo que si pueden esperar es un tremendo filme que despacha sin miedo los convencionalismos de Hollywood para presentar una historia. Eso es una de las conclusiones que llegue después de verla, el final me pareció muy fuerte precisamente porque la industria cinematográfica insiste en empujarnos la dulzura de un final feliz en todo lo que vemos no importa si cuadra o no. Parece que Kaye se niega a que le digan como contar sus historias al utilizar un estilo documental con “Henry” de narrador principal para mantener el sentido, constantes “flashbacks” y hasta un poco de animación aquí y allá.

Sin duda lo mejor de Detachment es la magnética presencia de Adrien Brody en su mejor trabajo desde The Pianist. Brody expresa cada línea con una cruda emoción que no se ve muy a menudo, casi podemos ver sus nervios expuestos en los momentos de mayor drama. Qué pena que otros directores no lo usen tanto como deberían. Kaye también nos presenta otros maestros y la forma en que lidian con sus propias frustraciones; una consejera a punto de explotar (Lucy Liu), un maestro veterano con métodos bien propios de bregar con los estudiantes (James Caan), la directora que está a un paso del despido (Marcia Gay Harden) y otros que no ayudan a sentirse mejor sobre lo que estamos viendo. Cuando llega a su tercer acto, Detachment peca por caer en territorio melodramático excesivo pero el talento de Brody mantiene a flote el interés hasta la escena final. Si te gustan las buenas películas de drama con excelentes actuaciones, no dejes de ver Detachment, aunque ten listo algo más gracioso o alegre para ver tan pronto lo termines o por lo menos una sábana con que taparte para esconderte del cruel mundo en que vivimos.

 

Sleepwalk with Me

“La comedia es dolor” dijo una vez Jeff Ross, conocido comediante de insultos y este documental  es prueba de eso. Suena contradictorio pero piénselo: aun en algo tan clásico y sencillo como resbalarse con la cáscara de una banana o un bizcocho en la cara, el motivo de la risa es el sufrimiento de otro. Los mejores cómicos son los que se pueden burlar de ellos mismos y en este caso aplica perfectamente.

Basado en su espectáculo “stand-up” semi-biográfico, Mike Birbiglia interpreta una versión ficticia de él, “Matt Pandamiglio”, grabando un documental en el que nos cuenta como logró poner su vida a funcionar mientras lidia con un trabajo que no iba a ninguna parte, una relación estancada y un extraño pero real desorden del sueño; “Matt” padece de “sonambulismo crónico en la etapa de REM”. Eso quiere decir que mientras duerme, se levanta de su cama y su cuerpo actúa lo que está viendo y hablando.

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Si puedes aguantar la primera hora en la que Mike actúa con actitud y voz tan monótonas que parece estar arrebatado y aborrecido al mismo tiempo, Sleepwalk with Me ofrece genuinos momentos de risa y reflexión. Birbiglia utiliza su condición como una astuta metáfora para el principio de su historia; “Matt” tiene un trabajo que odia, lleva 8 años de relación con “Abby” (Lauren Ambrose) sin ningún interés en el matrimonio y aunque insiste en su sueño de ser comediante de profesión, cada vez que tiene la oportunidad de estar en el escenario hace los mismo chistes que cuando estaba en la universidad. En otras palabras, “Matt” es un sonámbulo despierto y dormido. Cuando finalmente coge algo de iniciativa para arrancar su carrera, descubre que sus mejores chistes son en los que habla de lo pesada que se ha vuelto su vida con “Abby” y los problemas que su condición lo meten. Esto lo lleva a reflexionar sobre lo que realmente quiere, incluyendo su futura boda con la mujer a quien todos consideran lo mejor que ha logrado “Matt” en su vida.

Sleepwalk with Me hubiera funcionado mejor con un buen trabajo de edición, alguien que hubiera evitado que Mike se repitiera más de lo necesario y enfocara el documental en lo que quería decir. Por supuesto, no se compara jamás a la serie Louie que también está en Netflix y si no la han visto dejen lo que están haciendo ahora mismo y añádanla a su lista. Como quiera, se los recomiendo si les gusta la comedia ya que presenta una curiosa mirada detrás de los bastidores del estilo de vida que llevan y logra su propósito de entretener por hora y media.

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