El problema no es “Tata” - QiiBO QiiBO

El problema no es “Tata”

El arte no reproduce aquello que es visible, sino que hace visible aquello que no siempre lo es.
— Paul Klee.

María Milagros “Tata” Charbonier tiene todo el derecho humano de ofenderse cuando la comparan con basura en una tirilla que, seamos honestos, no fue tan graciosa como en otras ocasiones. Ella tiene todo el derecho de quejarse, pedir una disculpa, que despidan a quien sea. También tiene todo el derecho de aprender a leer o, al menos, interpretar, porque en ningún momento Pepito insultó a la mujer. Fue una carta muy baja de su parte, o mejor dicho, de terceros porque según ella escribió en su Facebook Page, “jamás llamé al periódico para que se disculparan”.

Muchos abogarán que la comedia no debe usarse como escudo para insultar a otros. Bueno, pero si es así, por qué “está bien” o aceptamos el que se mofen e insulten a los homosexuales o a “x” senador o legislador (hombre) cuando hace algo mal. Ahí sí nos reímos y hasta muchos la aceptan como bien porque es algo “normal” hacerlo. Más aún, hay quienes aceptan como correcto el discurso aberrante de Charbonier en contra de los homosexuales.

Pepito - Tata Charbonier

Pero les recuerdo nuevamente, no fue contra la mujer, se habló solamente de Charbonier. Ella y su grupo son quienes han interpretado y repartido esa carga de “basura” a todas las mujeres.

Pero ella no es el problema.

El problema es que el medio la haya complacido. El problema es que el medio haya cedido ante el simple lloriqueo de un grupito. El problema es que “Tata” haya bloqueado (como regularmente hace en las redes sociales que tanto adora) a un niño, como ella muy bien aboga en sus expresiones:

Ningún niño debe ser utilizado para llevar un mensaje de odio aún en una caricatura. Ninguna mujer debe ser tratada como basura, ningún Cristiano debe ser perseguido por su fe y nadie debe ser discriminado por su raza, sexo, origen o su decisión individual de vivir como desee.”

Por cierto, increíble como puede utilizar un discurso como este para su propia causa, pero constantemente está acosando a personas que toman “su decisión individual de vivir como desee(n).” Pero volvamos al tema… porque Tata no es el problema.


Pero volvamos al tema… porque Tata no es el problema.

La sátira política está desapareciendo de los medios tradicionales puertorriqueños, mudándose a la libertad del internet (que también está en peligro; pendientes a la lucha por el “Net Neutrality”) como lo están haciendo De La Nada, Macetaminofén, El Ñame, y el Periódico El Reintegro.

El deber de un medio es proteger a su fuerza laboral, su contenido, no complacer las molestias de los afectados ante “x” o “y” situación. La libertad de prensa y expresión no es absoluta pero, para que esa tirilla haya sido publicada, tuvo que pasar por más de un cedazo, ¿Dónde cae la responsabilidad del editor o de quien haya aprobado la tirilla en esa disculpa?

La verdadera rabia no debe ser contra “Tata”, sino contra quien permitió esta represión. Que un medio periodístico haya eliminado el creador tan rápido, casi suena a conspiración, entrampamiento, ¿verdad? Alguien tuvo que aprobar la publicación, para entonces el despido.

Conspiración aparte, esta movida despierta terror al actual estado de la prensa puertorriqueña. Atrás quedan los valientes periodistas que muchas veces arriesgan sus vidas, familias o empleos para investigar abusos del estado (Busquen en Google: “bombas en Claridad”). Ahora es importante saber quién se las pegó a quien, quién ganó tal premio, qué modelo se sacó mejor foto, o si un político llora porque le han ofendido su ego.

Ningún medio debe prestarse para juegos políticos tan peligrosos como este. La parodia es un mecanismo que por años han usado tanto los desaventajados como los que están en poder. Lo que ha hecho Primera Hora y GFR (Grupo Ferré Rangel) es un acto en contra del pueblo en favor, no solo de sus intereses (los que sean), sino también de ese grupo que está en el poder.

Si un periódico canceló una simple tirilla porque “Tata” se ofendió, ¿qué queda del resto? De ahora en adelante, ¿qué confianza se le puede tener a un medio que le coge miedo a la presión del estado? ¿Qué pasará con el medio cuando quiera publicar una noticia seria que involucre a alguien de estado?

De izquierda o derecha, extremo o moderado, ningún Estado o individuo debe tener poder sobre lo que la prensa quiera decir. Mucho menos el humor, que de por sí está corriendo peligro en esta era de vigilancia absoluta.

Pepito y Mafalda

Imagen: En Blanco y Negro con Sandra Rodríguez Cotto.

El problema es el peligro que representa un medio despidiendo un creativo por atacarla, para evitar problemas, cuando el propósito de una verdadera prensa libre es encontrar problemas y denunciarlos, destapar políticos, no pasarles una pomada para quemaduras. Lamentablemente esto es solo un capítulo más de censura en nuestro país. Afortunadamente, como dicen los colegas DeLaNada, ¡Suerte  que no vivimos en Venezuela!

“¿Quién vigila a los vigilantes?”, dice la famosa frase, cuando los responsables de destapar a los poderosos son los primeros en correr asustados.

Peligro… mucho peligro.

— Xavier Montalvo colaboró en esta entrada.
— Crédito: Ilustración principal por Alastor.

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